TALCAHUANO CIUDAD-PUERTO tiene su historia enraizada en hechos marinos ya sean alegres, tristes o nostálgicos. Quiero compartir uno que en lo particular me produce honda nostalgia y seguramente para las familias involucradas profunda tristeza, me refiero a los cementerios simbólicos. Los conozco, he caminado en ellos, he visitado sus tumbas vacías y a través de los nombres en sus lápidas he reconstruido historias imaginadas o no. Si bien es cierto en casi todos los puertos pesqueros del mundo ( y he recorrido muchos) hay lápidas en memoria de los hombres que “se hicieron a la mar” , lápidas que no reflejan el dolor de las familias que eternamente esperan en la bahía el ser querido que no regresó, sólo en el puerto de Talcahuano he conocido los cementerios simbólicos que de una u otra forma ayudan a pasar el duelo entre el arrullo del mar, las caracolas, la marcha fúnebre de las gaviotas y las tumbas vacías con una sencilla cruz de madera pintada de blanco custodiadas por firmes e incólumes flores plásticas de colores que testimonian su origen. Estos “camposanto” son “EL CEMENTERIO LAS CRUCES” que originalmente estaba enclavado en la cúspide del acantilado que bordea Monte Redondo en la bahía de San Vicente, desde este precipicio rodeado de la vegetación mas hermosa y que hasta Talcahueñu debió caminar ,se podía observar la majestuosidad del ancho mar como testimonio veraz de que el siniestrado hombre de mar no había sucumbido ante pequeñeces, más bien ante un gigante rugidor, apaleador de rocas , pero generoso como el vientre materno que lo arrulla hasta la eternidad. El progreso y urbanismo de mi tierra lo ha empujado cada vez más hacia el acantilado pero él aferrado al monte, se alarga hacia el mar en esa prolongación invisible de tumbas vacías. El otro cementerio simbólico esta entre los montes escarpados de
Maria Cristina Ogalde
Talcahuano, a horas de haber comenzado el invierno.
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