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domingo, 17 de junio de 2007

Memorias-Diego Dublé Urrutia-(1877-1967) San Vicente y Talcahuano





No podemos olvidar al gran poeta y Premio Nacional de literatura, Diego Dublé Urrutia que, sin ser oriundo de Talcahuano, afincó aqui parte importante
de su vida y de su poesía dedicada a este puerto, que es una de las mejores de su producción. No olvídaremos tampoco a Guillermo von dem Busche, Claudio Molina La Hitte, a Gastón y Carlos von dem Busche, a la fina y delicada mujer y poetisa de Talcahuano, tan olvidada hoy día, María Rosa González. Gastón, con su hermoso poema "Talcahuano" dedicado en homenaje a sus padres y a esa mujer admirable y fina que fue María Rosa.

Todo esto se perdió con el modernismo, la mecanización y el adelanto técnico. En 1973, Gastón von dem Busche escribía lo siguiente en un medular artículo: "La poesía...creció secretamente, como casi un dolor solitario, casi como placer vicioso. Vino el paso formidable del Talcahuano que, remecido por los terremotos telúricos y sociales, convierte a San Vicente en puerto ballenero y Escuela de Caza y Pesca y decapita sus parques novacentistas. El parque de Tumbes rueda abandonado a su propia soledad, haciéndose acaso aun más bello en su memoria, en la autoevocación de voces, figuras e historia, que como tiernos y esbeltos fantasmas pueblan aún el día y la noche marina de esa lengua de tierra, que es como una lengua de la poesía. En ella y por ella, solo habló corno si fuera su propia cuerda el gran Diego Dublé Urrutia". Por nuestra parte, si hemos de recordar no olvidaremos tampoco lo que se contaba del castillo encantado, los tristes tuguríos, los sórdidos bares del puerto; las alegres noches de parranda, de bohemia, de zambra, de locura y de vino, que aparecen nuevamente al abrir ante vosotros el ágil y dulce telón de los recuerdos juveniles que llenaron una porción enorme de esa edad en que se es romántico y se es eminentemente espirítual.
Antes, no se hablaba de Tomé, Dichato, Playa Blanca, Laraquete o Chivilingo; esto es del presente. Cuando relatamos estos recuerdos a los jóvenes de hoy, no nos creen. Estimamos que, hasta cierto punto, tienen razón, ya que sin haberlo visto ayer, nadie podría pensar hoy que el actual San Vicente -puerto comercial e industrializado, sucio, maloliente y pleno de movimiento de embarcaciones y de camiones, a la vez que de un abigarrado mundo de negocios- fuera en el pasado una playa de moda de gran atracción que pasó a convertirse en un complejo industrial de primera magnitud.

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